FANTASMAS

 FANTASMAS

 

 

 

Camino a oscuras

muerto de miedo

con sombras que transcurren en diferentes dimensiones.

Soy un peregrino que abraza un libro,

huecos de luz que absorben mis manos,

mi ropa se desgarra con el aire

y mis ojos bailan al son del silencio.

Las figuras aparecen por sorpresa

se muestran turbias como mi vida;

no me asustan sus bocanadas de humo,

ni esos brazos transparentes y muertos.

Sus gemidos se confunden

con el aullido de aquel lobo

y parecen eternos como el tiempo;

se ven unos huesos marchitos

aparentando el castigo vivido por la historia.

Me voy acostumbrando a ellos

con el transcurrir de las noches;

entono melodías luctuosas

que me invitan a consolar sus espíritus

y acariciar sus agonías infinitas.

Camino a oscuras

y tropiezo con más visitantes,

el pulso de mi mano tiembla

y mi alma brinda un grito espeluznante

que se pudre en el misterio de la noche.

 

                                              Maximiliano Reimondi

                                                              

 

                                                      

 

                                                                   

 

 

 

                                                                                     

 

 

 

 

 

 

                                                                                    

 

Camino a oscuras

muerto de miedo

con sombras que transcurren en diferentes dimensiones.

Soy un peregrino que abraza un libro,

huecos de luz que absorben mis manos,

mi ropa se desgarra con el aire

y mis ojos bailan al son del silencio.

Las figuras aparecen por sorpresa

se muestran turbias como mi vida;

no me asustan sus bocanadas de humo,

ni esos brazos transparentes y muertos.

Sus gemidos se confunden

con el aullido de aquel lobo

y parecen eternos como el tiempo;

se ven unos huesos marchitos

aparentando el castigo vivido por la historia.

Me voy acostumbrando a ellos

con el transcurrir de las noches;

entono melodías luctuosas

que me invitan a consolar sus espíritus

y acariciar sus agonías infinitas.

Camino a oscuras

y tropiezo con más visitantes,

el pulso de mi mano tiembla

y mi alma brinda un grito espeluznante

que se pudre en el misterio de la noche.

 

                    Maximiliano Reimondi